MARÍA NOËL. RETRATO DE UNA ALQUIMISTA
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Fuente: Archivo personal de María Noël |
María se pierde en las galerías del Museo, estudia cada detalle, recuerda las clases de sus principales maestros (Aurelio Macchi, Alberto Delmonte y Luis Barragán). Aprende. Uno de ellos le había dicho que aprovechara, que el mejor aprendizaje se encuentra en las propias obras. María sabía que los mejores secretos, como la carta robada de Poe, están siempre a la vista. Solo hay que saber mirar. Y ella sabía.
Unos años antes de su estadía en Nápoles y Milán, María había caminado las callecitas de París, se había perdido en sus pasajes, había vuelto a Buenos Aires con 33 libros sobre arte (que todavía atesora) y una sed inmensa por seguir descubriendo sus talentos, su manera de entender y ver el mundo. La voz de María es juguetona y sincera, como el abrazo de un niño. Mientras habla pienso que siempre supo lo que quiso y que se ha aferrado a ello con todas sus fuerzas. Lo que siempre quiso está en su interior, en su alma curiosa que la lleva por distintos rincones del mapa: aquello a lo que nunca renunciará, su propia libertad.
Fotos de Anita Gil en el taller de María |
Esa libertad que forjó desde su infancia, mientras su padre, el reconocido escritor y catedrático argentino Martín Alberto Noël, escribía cartas a su madre, Ana María Cornejo, desde sus distintos destinos académicos. Algunas de esas cartas atraviesan hoy la obra de María, como si la escritura fuese una especie de evocación secreta, el canto del alquimista. Porque la infancia siempre vuelve. Como el día en que su tía materna le dijo que veía en su paleta el color de las piedras con las que le gustaba jugar cuando era chica e iban de visita a Salta.
María cuenta la revelación de su tía y le brillan los ojos. En su claridad es posible ver a la niña que juega, a la mujer que camina apurada por las calles de Nápoles y París para no perderse un minuto en sus travesías por museos y galerías, hasta llegar de nuevo a la mujer dulce y talentosa que nos habla.
Nos hace reír. Con esos mismos ojos convenció al Director del Museo Antropológico para que la nombrara "Colaboradora para la organización del material pompeyano". Con su credencial María tenía acceso a todas las salas y a los subsuelos, donde aprendió de cerca el trabajo de los restauradores y descubrió los pigmentos en polvo, que luego trasladaría a su arte y a sus múltiples exploraciones en técnica mixta.
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Los bellísimos catálogos de las obras de María Noël pueden verse aquí. Son imperdibles. |
María Noël escapa de los lugares comunes. Desde su primera exposición en la Galería Roberto Martín a los 24 años, María supo que su arte se parecería a esas calles de Nápoles que tanto la fascinaron, a sus rincones secretos, sus colores, las marcas que en ellas va dejando el paso del tiempo. Cuando María titula una de sus exposiciones ¿De qué hablamos cuando hablamos de arte? lo hace no solo para remitir a sus primeras lecturas y al impacto que tuvieron en su obra sino sobre todo para mostrarnos el entramado de su propia concepción artística: la agudeza en la percepción del tiempo, en el desgaste que imprime sobre los objetos, en cómo los transforma, al mismo tiempo que nos transforma. Quizás por eso María le escapa a los lugares comunes. Para perderse mejor en las técnicas de fabricación de papel que aprendió en su viaje a El Cairo, en la magia de las tinturas vegetales. Su obra construye su propio lugar en la historia del arte, encuentra su fortaleza en la energía que nos mueve e inspira. El pincel, para María, es una especie de varita mágica que activa un campo magnético en el lienzo. Y algo ocurre. No solo emerge su propia concepción del arte, sino su entrega, su comunión con el mundo que admira, disfruta, interpela. Pienso en María Noël como el hada madrina de la técnica mixta.
PH. Anita Gil |
En sus más recientes trabajos, María descubrió su pasión por la litografía: una técnica que le permite plasmar distintas capas como si pasado, presente y futuro se fusionaran en un mismo plano. Un plano que, en su superficie, esconde la profundidad de un océano, los corales propios de la memoria. María activa su varita y la magia del arte nos despierta. Como los laberintos de Borges que celebra, entrar en el arte y el mundo de María Noël es un viaje donde palabra e imagen se encuentran y forman juntas su propio hilo de Ariadna.
María sostiene la foto del grupo Sur que guarda en su biblioteca. |
Los libros de María están repletos de anotaciones, post-it de colores, intervenciones. |
María contempla "La lectora", regalo de su maestro Aurelio Macchi. Fotos de Anita Gil. |
* Gracias María Noël por abrirnos a Anita Gil y a mí las puertas de tu casa y de tu mundo.
Qué maravilla..... Un placer leer la entrada, tan bellamente escrita, y conocer a una persona tan especial.... Te confieso que cuando me asomo un poquito a la vida de estos artistas multifácéticos, con esas bibliotecas envidiables, me siento empequeñecida y demasiado "común y silvestre", muy de cabotaje.... Sí, ahora está de moda rescatar la simpleza, lo cotidiano, la belleza que podemos desplegar en un pan casero comido en familia. Y está bueno, a uno lo consuela un poco en el día a día (jaja). Pero, cuando ves otras vidas, que seguro no son perfectas y a veces ni siquiera felices, pero sí más trascendentes -desde su aporte a la cultura-, la verdad es que me da cosa..... Me llamó mucho la atención de la foto de Sur... Soy una gran admiradora de Victoria Ocampo. Y estoy leyendo el libro "Mujeres de Puerto Madero", biografías de mujeres que hicieron historia en Argentina.... Y todo esto me interpela sobre mi propio aporte... Tema recurrente en mí, desde que tengo uso de razón...
ResponderEliminarPero, bueno, no es que salgo de acá al psicólogo. Sigo con mi trabajo (bióloga) y mi humilde rutina de bajo vuelo, que me hace muy feliz la mayor de las veces.... Saludos!
Gracias María Elena por tu comentario tan bello. Creo que nos pasa a todas. Tendemos a idealizar otras vidas y no hay que perder de vista la riqueza de la propia (desde el pan casero comido en familia hasta la rutina diaria, con todas sus dificultades). ¡Qué bueno el libro que estás leyendo! Me encantan las biografías de mujeres que hicieron historia. Justamente ayer le compré a mi hija (y a mí también) un libro maravilloso titulado "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes": 100 pequeñas biografías ilustradas de mujeres que se animaron a perseguir sus sueños. Lo digo así porque creo (fuertemente) que extraordinarias somos todas. Te mando un gran abrazo y gracias por la amistad de tu lectura. ¡Buena semana!
EliminarGracias Place de la Folie porque les conté mi vida en forma de prosa y me la devuelven hecha poesia . Gracias tambien por el interes y el tiempo , por la mirada amable , por la atencion a lo mínimo , a las huellas , por entender q es en los detalles adonde donde aflora lo real . Gracias por las inquietudes que aquí dejaron,x los autores que me enseñaron y por la alegría de una tarde serena. Larga vida a Place de la Folie !!!
ResponderEliminarMaría querida, ¡la poesía está en vos y en tu forma de ver el mundo! Yo solo tomé el eco de tus palabras que tuvimos la suerte de escuchar y disfrutar con Anita. Ha sido un placer inmenso recuperarlas para escribir este pequeño retrato. ¡Un gran abrazo y que comiences una hermosa semana!
EliminarExcelente travesía por la vida y el arte de María!!! Las conozco a las dos y creo que han sacado una lo mejor de la otra. Felicitaciones!!!
ResponderEliminar¡Gracias Cris querida! ¡Cuánto me alegra que te haya gustado! ¡Un abrazo inmenso y buen comienzo de semana!
EliminarPara nosotras fue un lujo escucharte, sentadas en ese living tan parisino pero en Buenos Aires. Recorrer tu mundo y tus rincones. Observar tus libros, tu arte... en fin para mí fue una tarde maravillosa, llena de poesía! Gracias a vos María por recibirnos. Espero que volvamos a juntarnos!
ResponderEliminarSí, coincido totalmente, Anita. ¡Ojalá se repita! Gracias por tus bellas fotos, que cuentan tan bien la historia de María y la bella tarde compartida. ¡Abrazo grande y buena semana!
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