UNA LETRA FEMENINA AZUL PÁLIDO
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Franz Werfel, 1920 |
En la floristería de la esquina siguiente dudó Leónidas más de lo debido entre llevar rosas blancas o rojo sangre. Por último se decidió por dieciocho rosas de té de tallo largo y un amarillo pálido, atraído por su aroma suave y un tanto marchito. Más tarde, cuando se hizo anunciar a la doctora Wormser en la recepción del hotel, se asustó de pronto ante la reveladora cifra "dieciocho" que había elegido sin querer. ¡Dieciocho años! Y entonces recordó aquél ominoso ramo de rosas que él, ridículo enamorado, llevara una vez a la pequeña Vera sin hallar el valor necesario para entregárselo. Y tuvo la impresión de que esa vez fueron también rosas de té de un amarillo pálido, con un perfume igual de suave y directo, como la flor de algún vino paradisíaco que no existiese en la Tierra.
La novela entera (o nouvelle como se la llama, por su breve extensión) emana un perfume como el de esas rosas amarillas, un tanto marchitas. Abrir sus páginas me conduce por un sendero melancólico, pero de una belleza irresistible. La historia es magnífica (no voy a contar nada para quienes no la leyeron. Quienes puedan vayan pronto a buscarla, no se van a arrepentir).
Mi ejemplar, mi letra femenina |
Escribe Roberto Calasso, un gran crítico literario italiano, que Werfel publicó esta novela en Buenos Aires, en 1941. Lo cierto es que este curioso dato no aparece en ninguna de sus biografías y he estado un buen rato tratando de encontrar alguna información, pero todo es incierto. 1941 es el año en que Werfel junto a su esposa, la increíble Alma Mahler (personaje que me fascina y que siempre regresa a mi vida de una u otra forma) logran emigrar a Estados Unidos e instalarse en una casa enorme en Los Angeles (donde Werfel viviría hasta el final de sus días). El año anterior, escapando del nazismo, habían cruzado a pie Los Pirineos junto a Heinrich Mann (el hermano de Thomas Mann), su esposa Nelly y Golo Mann (hijo de Thommas). El mismo año que escribió Una letra femenina azul pálido, donde se condensa la decadencia del mundo burgués vienés, que hoy encontramos tan maravillosamente retratado en la literatura.
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Alma Mahler y Franz Werfel (no encuentro foto superior en retratar sus respectivos espíritus) |
Te has deslumbrado tanto como yo cuando la descubrí. Con Marcela Solá nos la pasamos como una contraseña: BELLÍSIMA. Y me reconcilió con Werfel de quien sólo conocía Bernardette y me parecía ñoña. Y que con ese hombre se hubiera casado Alma Mahler me pareció un despropósito hasta que leí esta nouvelle maravillosa.
ResponderEliminarClaro, Werfel tenía lo suyo, aunque cuentan las malas lenguas que la relación con Alma estuvo lejos de ser feliz. Parece que en su diario (que quiero leer) lo descalifica muchísimo. Muero además por conseguir la película sobre su vida, pero todavía no tuve suerte.
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