Un niño juega con sus hermanas en la ladera de un monte. Corren, hacen picnics, suben hasta la cima y, desde allí, se dejan maravillar por la abundancia de la selva tropical atlántica, por la fiesta de sus infinitos verdes. Señalan divertidos una cascada que se ve a lo lejos, se ríen, vuelven a la casa satisfechos, con los pulmones repletos de oxígeno y alegría.
El niño crece. Su padre no quiere que permanezca en la chacra. Lo envía a París, donde el niño estudia economía, obtiene su doctorado, se enamora, satisface la voluntad paterna. Hasta que un día, en un congreso académico, descubre la fotografía. Y su mundo cambia.
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Fuente: Sean Gallup/Getty Images Europe
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